Prometeo
Óleo sobre lienzo 100 x 65 cm.

Es el titán benefactor de la humanidad. De mente astuta, ideó múltiples engaños para ridiculizar a Zeus y su poca perspicacia.
El engaño por el que se honra principalmente a Prometeo es el robo del fuego a Zeus, su padrastro, y su posterior devolución a los hombres.
Zeus privó de fuego a la humanidad para castigar así a Prometeo por sus bromas. Prometeo sin embargo, sin miedo alguno a los dioses ni a sus furias, no dudó en robárselo para devolverlo de nuevo a los hombres y que pudieran así calentarse. Zeus furioso hizo que llevaran a su hijastro al monte Cáucaso dónde fue encadenado. Todos los días enviaba allí un águila para que se comiera el hígado del preso, puesto que siendo este último inmortal, su hígado le crecía cada noche y el águila volvía a comérselo cada día.
Esta obra tiene además una pequeña licencia: Prometeo no tiene cadenas. Tiene en cambio zapatillas de deporte para darle una oportunidad de escapar del águila que está esperando paciente el momento de darse el banquete.
La hiedra, de hoja perenne se asocia inequívocamente con la inmortalidad. Al mismo tiempo se trata de una planta que trepa y se entrelaza al crecer lo que la convierte en un símbolo de la fidelidad. Prometeo es fiel a la humanidad, la justicia y a los asuntos que tengan que ver con la protección de los más débiles.

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