Pareja Real
Óleo sobre lienzo 100 x 81 cm.

Matrimonio mítico formado por los dioses de mayor rango del Olimpo. Además de esposos eran hermanos, algo normalmente aceptado en la sociedad helena de la época. Presidian y gobernaban sobre los demás dioses.
Zeus dios del cielo y del trueno. Hera diosa del matrimonio y protectora de la fidelidad. Ambos forman uno de los iconos de infidelidad matrimonial más gráficos de nuestro imaginario. Zeus representa el arquetipo de adúltero compulsivo y Hera el de esposa celosa y vengativa.
Cuando Zeus se encaprichaba con un nuevo objetivo amoroso, hacía alarde de unos recursos e inventiva inagotables. No dudaba en transformarse o disfrazarse con las formas más increíbles con el fin de pasar desapercibido ante los esposos o padres protectores de su siguiente “conquista”. Podía ser lechuza, lluvia de oro, cisne, podía convertirse en el esposo, etc. En cuanto alcanzaba su deseo, salía inmediatamente en busca de otro aliciente.
Hera en cambio, pasaba la mayor parte del tiempo herida y humillada, buscando pruebas de la infidelidad de su marido y tramando planes astutos para vengarse de sus amantes e hijos ilegítimos.
Su vida de casados es un catálogo de aventuras y desventuras, celos e hijos ilegítimos.
Superficialmente es tópico adoptar un posicionamiento moral condenatorio ante las dos actitudes. Ella se venga cruelmente del débil, de la víctima de la lujuria de su marido o de los hijos nacidos de estas relaciones, su ira se posa sobre el agredido nunca sobre el agresor. Él juega como un niño sin conciencia de las consecuencias que sus actos tendrán sobre las vidas de sus amantes y es insensible al dolor que provoca en su mujer tal comportamiento recurrente. A pesar de todo, ellos siguen juntos. Hay aspectos muy profundos en este matrimonio.
Zeus, el epítome del poder creativo y la ingeniosidad, la transformación incesante y la constante persecución del ideal. Hera, la diosa del hogar, simboliza los lazos y estructuras sociales que implican continuidad y responsabilidad. Son las dos caras de una misma moneda. Reflejan dos dimensiones de la psique humana que están en perpetuo conflicto y que dependen la una de la otra para su desarrollo pleno.
La flor escogida para esta obra se denomina “Fritillaria Imperialis”, corona imperial o lirio oriental. Originaria de Turquía está presente también en la región del Himalaya. La planta es conocida desde la antigüedad por su elegancia. La Fritillaria toma la forma de un arbusto de cierta altura con la que domina orgullosamente las flores de cualquier jardín. Simboliza la majestad y la realeza.

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